sábado, 5 de junio de 2010

Por fin en Vietnam.


Esta tarde como estrella invitada en mi blog tenemos... tan ta ta chan... a ...
Teresa en Vietnam!!

El viaje empezó genial. En Madrid estuve en casa de los tíos de Juan, Tomas y Marie-Paule, a los que me encantó conocer porque son estupendos y desde aquí les doy las gracias por cuidarme tan bien. Y también le mando muchos besos a Chloe, que se vuelve a París a comer danones.
El vuelo fue bien, largo, pero cómodo. Lo único malo de las aerolíneas rusas es que todas las pelis son en ruso, así que me dí a la lectura. 

Sobre el esperado reencuentro en el aeropuerto de Hanoi, solo puedo decir que fué más esperado y deseado de lo que estaba previsto. El vuelo llegó casi media hora antes y Juan llegó casi media hora más tarde (son las cosas que pasan aquí). No sé si al final habréis hecho la porra apostando si lloraría al ver a Juan o no. Pues sí, lloré cuando lo abracé, pero por el cansancio, y porque estuve a punto de ser presa del pánico si él no me llega a mandar un mensaje al móvil diciéndome que estaba llegando. Yo ya le había escrito un e-mail contándole mis planes para ir a la embajada y después al hotel y buscarme la vida en Hanoi hasta encontrarnos. Menos mal que al final todo resulta siempre mucho más sencillo.

El hotel es maravilloso, suerte que se abrió el mes pasado y estaba de super oferta cuando lo reservé. Estamos disfrutando del lujo asiático a precio de pensión. Nos tratan tan bien y nos hacen tanto la pelota que tenemos la sensación de que nos han confundido con gente importante...
Juan además consiguió un upgrade a una habitación muy superior, y me la llen
ó de flores (los corazones y el forever con pétalos de rosa fue un detalle del personal del hotel).

Ahora mismo son las 3 de la mañana. Estoy con un jet lag de tres pares de narices. Juan duerme y yo encerrada en el cuarto de baño escribiendo en el portátil. He estado todo el día medio zombi, como con la sensación de haber estado en una juerga de 24 horas o algo así. Pero me esta yendo bien, hemos paseado mucho por esta caótica ciudad y sorprendentemente no nos ha atropellado ninguna de las tropecientas motos que circulan en todas direcciones sin orden ni concierto. Además hay que andar por la calle, porque las aceras son improvisados restaurantes donde los vietnamitas comen sentados en cuclillas en mini taburetes (que para que mas de una turista europea plante ahí su pandero van a tener que poner cuatro de esos atados con una guita), o tiendas, o aparcamientos de motos...
Hay “aparcamotos”, como los gorrillas sevillanos, que aprovechan la acera al milímetro, colocando las motos como si jugaran al tetris, y luego le pintan un n
úmero con tiza en el sillín, para cuando los dueños vuelvan a recogerlas.

La verdad es que todo es bastante mas cutre de lo que me imaginaba. Juan dice que en esta parte del mundo todo es muy parecido, así que en un par de días tendré que haberme acostumbrado. De hecho ya le estoy encontrando su puntito....

Como podéis ver en las fotos estamos aclimatándonos divinamente.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Teeeeeeeeeeeee, qué alegría saber que has llegado al fin y estais juntos! Lo de forever......sin comentarios!jajajaja, aunque anda que no hace tiempo que no me hacen a mi algo parecido, ya sea un vietnamita, gente del hotel, un boliviano o lo que sea!jajajajaja.
Primera vez en mi vida que escribo en un blog, desde luego....voy a tener que salir un poquito por ahí a conocer mundo y tecnologías!
Disfrutar mucho.
Un beso fuerte para los dos!
Mery Gar
MUAAAAAAAAAAA