jueves, 1 de abril de 2010

Singapur C.C. (Ciudad Colonial o Centro Comercial, según)

Tras los días de relax en Melacca toca volver a la carretera. Comienzo por desplazarme al norte, a Kuala Lumpur, donde recogeré las tarjetas de crédito en la embajada española. El autobús va con 2 horas de retraso según mis planes. Llego tarde. No puedo pasar otro día más en la ciudad caótica de KL y llamo para que me dejen las tarjetas en portería. Por fin las tengo! Ok, tengo dinero (todavía desconozco que están desactivadas...)

Tras recoger el equipaje abandonado en la capital hace ya 20 días, me subo al primer bus hacia Singapur. Un transporte magnífico, los asientos se reclinan hasta convertirse en una cama y son muy anchos. Genial, vamos a conocer otro país! 

8 horas de viaje y el cruce de 2 aduanas, a pie, a la 1 de la mañana y con el equipaje a cuestas, hace que mi llegada a Singapur no sea nada halagüeña. Para colmo la estación esta muy lejos del hotel. Busco un cajero, necesito coger un taxi. Ahí, en ese preciso instante, comienzo a odiar a los bancos, a las compañías de seguros y a todos los que inventaron las medidas de seguridad para las tarjetas de crédito. Necesito la clave para activarlas por teléfono, y no la tengo.

5 km caminando con las maletas a las 2 de la mañana no es un buen comienzo. 3,5 km después encuentro un hostal, no muy adecuado pero más cerca. A dormir.

Levantado con la emoción de conocer el país con más indice de desarrollo del Sureste Asiático en los últimos 50 años, salgo a pasear por sus inmensas avenidas, a comer sus delicias orientales y a admirar sus inmensos rascacielos. Cansado por el aplastante calor, cometo (a las 2:30 p.m.) el fatal error de entrar en un centro comercial (C.C.), de los grandes. El más grande, ya que hasta las 10:30 p.m. no consigo salir. 8 horas!

Aliviado por entrar en cordura con la libertad, descubro que todos los C.C. están fundidos en uno solo mediante pasillos con tiendas que no los distinguen de los demás, tanto subterráneos como aéreos, causantes de mi encierro durante las ultimas horas. Tienen supermercados, tiendas de todas clases, discotecas, hoteles, oficinas, parkings, restaurantes, karaokes, pistas de patinaje, coches locos, mercados, paradas de metro, etc. Un caos.

Tras una buena cena y una gran dormilona disfruto de mi segundo día en Singapur como cualquier occidental lo hubiera hecho en el siglo XVIII. Visito el Hotel Raffles, bebo su cóctel Singapur Sling, paseo por sus iglesias y barrios chics. Ceno en el MELT del Mandarin Oriental Hotel. 

Solo por ver como todavía quedan ingleses de la época colonial en la isla, con sus trajes, sus maneras y sus peinados a la antigua usanza, ha merecido la pena la visita.
Mañana vuelo hacia Borneo.

Cuando conseguir salir del C.C.

Cozy Corner Guesthouse
Raffles Hotel

2 comentarios:

IRG dijo...

Oye juanito, ¿porqué dices que has cruzao 2 paises? Malasia es un pais, singapur una ciudad-estado-pais. ¿y qué hay en medio?

JTR dijo...

Son paises independientes.