miércoles, 7 de abril de 2010

Labuan y Brunei – Las perlas olvidadas

Habitando Kota Kinabalu decidiendo la forma que han de tomar mis pasos hacia mis proximos objectives, recibo el maravilloso correo de Cecilia invitandome a pasar unos dias en Hong kong (HK) con ellos, ya que van a ir a visitar a Toby, el amigo de Reto.

Tras un buen rato de meditacion, y con esta sorprendente y repentina irrupción de un nuevo destino en mi lista de países, decido darle un giro a mis planes y reunirme con mi hermana mayor, su marido Reto y su amigo Toby el próximo 05 de Abril. Después de todo es un destino muy interesante.

Con esta decisión me voy a dormir, pues mañana tengo reservado pasaje en el barco que me llevara a través de Labuan (ver obra de Emilio Salgari) al sultanato de Brunei.

El viaje es agradable, usar el mar de China como medio de transporte despierta mis sentidos haciendo que disfrute del trayecto hasta Labuan. Aquí, y en medio de un atronador alboroto descubro que la perla que describía Emilio Salgari ha desaparecido convirtiéndose en un lugar infestado por el olor del mercado negro y el dinero fácil. Es el único lugar de Borneo donde no existen los impuestos y las tiendas de alcohol, cigarrillos, ropa de marca (falsa), artículos de importación, etc. se jactan de su posición y posibilidades de venta, haciendo de la isla solamente un lugar de paso.
Con un par de horas es más que suficiente, embarco en la siguiente nave hacia Brunei.

A mi llegada al más importante puerto del sultanato, descubro con estupor que este es no más grande que el puerto fluvial de Sevilla, pero con menos barcos, y ningún trasatlántico. Mi asombro crece cuando entro a la ciudad de Brunei Darussalam, su capital, y la experiencia en mi visita me dice que su posición económica se debe unicamente a la inmensa riqueza del sultán, quien cada tres años manda a pasar la revisión de su flota de 300 Rolls-Royce’s a los talleres oficiales, en el Reino Unido. Todo lo demás es pobreza.

Con pesar veo como mis sueños de niño son convertidos en cenizas de realidad. Las calles de Brunei no relucen metales ni piedras preciosas, sus fuentes no son de oro ni de ellas mana Coca-Cola (mi sueño preferido). La gente no conduce deportivos ni visten de manera elegante. Todo esto queda en el recuerdo de un niño queriendo descubrir el mundo con el único recurso que tenía por entonces, la imaginación.

Hoy día, desde aquí observo como la ciudad se compone, en general, de unas pocas decenas de edificios, algunos de ellos rascacielos, construidos, la mayoría de ellos, en la explosión demográfica de los años 80 cuando el país se coloco a la cabeza de los lugares mas ricos del mundo con el descubrimiento de sus recursos naturales (petróleo y gas), y las companias más importantes del mundo rápidamente abrieron sus oficinas en busca de un trozo de pastel.

Ya no queda casi nada de aquello y la verdadera realidad de Brunei vuelven a ser sus pueblos de palafitos y sus costumbres. Estas transmitidas durante muchas generaciones tienen su base en la vida sobre las aguas. Viven tranquilos y en paz detrás de la majestuosa mezquita nacional, construida por el sultán para disfrute de sus fieles. Que la disfrutan pescando en el agua de sus lagos (pues las otras están muy contaminadas) y paseando en el frescor de sus jardines.

Tristemente he de escribir que Labuan, y Brunei, antiguamente perlas de Oriente; tesoros otrora, son hoy día dos lugares más en el mundo. Corrientes y Molientes.

1 comentario:

Unknown dijo...

fuentes de oro de las que mana Coca-Cola?? jajaja.... ma encantao!